El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, presidió este martes el debate sobre desigualdad que se celebra en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en Nueva York.
En su alocución, en condición de mandatario mexicano y no como presidente del debate, anunció que México propondrá en los próximos días a la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) un “plan mundial de fraternidad y bienestar”.
“El objetivo es garantizar el derecho a una vida digna a 750 millones de personas que sobreviven con menos de dos dólares diarios”, enfatizó.
Indicó que esa propuesta se puede financiar con un fondo procedente de al menos tres fuentes:
- El cobro de una contribución voluntaria anual del 4 % de sus fortunas a las mil personas más ricas del planeta.
- Una aportación similar por parte de las mil corporaciones privadas más importantes, por su valor en el mercado mundial.
- Una cooperación del 0,2 % del Producto Interno Bruto (PIB) de cada uno de los países integrantes del Grupo de los veinte (G20).
“De cumplirse esta meta de ingresos, el fondo podría disponer anualmente de alrededor de un billón de dólares“, manifestó.
Censo y entrega de los recursos
López Obrador dijo que esos recursos deberán llegar a los beneficiarios “de manera directa, sin intermediación alguna”, mediante “una tarjeta o un monedero electrónico personalizado”. El mandatario considera que cuando se entregan fondos, supuestamente para ayudar a los pobres, a organizaciones no gubernamentales de la sociedad civil u otras, en muchos casos “ese dinero se queda en aparatos burocráticos” o sirve para “pagar oficinas de lujo”.
Para lograr esto, propone que el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) colaboren con la creación de la estructura requerida y hacer un censo desde 2022 de los más pobres del mundo.
“Una vez definida la población objetivo en cada país, comenzar a dispensar los recursos”, mencionó el mandatario, que podrían ser para el otorgamiento de pensiones a adultos mayores y a niñas y niños con discapacidad, becas a estudiantes, apoyos a sembradores y a jóvenes que trabajen como aprendices en actividades productivas, así como vacunas y medicamentos gratuitos.
“No creo, lo digo con sinceridad, que alguno de los miembros permanentes de este Consejo de Seguridad se oponga a nuestra propuesta, pues esta no se refiere a armas nucleares o invasiones militares ni pone en riesgo la seguridad de ningún Estado; por el contrario, busca construir estabilidad y paz por medio de la solidaridad con quienes más necesitan de nuestro apoyo”, enfatizó.
Dentro de la misma propuesta, el mandatario mexicano planteó que la ONU podría entregar “reconocimientos o certificados de solidaridad” a las personas, corporaciones y gobiernos que destaquen por su vocación humanitaria, ayudando a financiar ese plan mundial de fraternidad y bienestar.
La corrupción es el obstáculo
En su discurso, López Obrador arremetió contra la corrupción y señaló que este flagelo sigue siendo el principal obstáculo para el ejercicio del “derecho a una vida libre de temores y miserias”, que, mencionó, parafraseando al expresidente estadounidense Franklin Roosevelt, “sigue siendo el más sólido fundamento de la seguridad para todas las sociedades y los Estados”.
“Sería hipócrita ignorar que el principal problema del planeta es la corrupción en todas sus dimensiones, la política, la moral, la económica, la legal, la fiscal y la financiera”, subrayó el mandatario mexicano.
Asimismo, comentó que “sería insensato omitir que la corrupción es la causa principal de la desigualdad, de la pobreza, de la frustración, de la violencia, de la migración y de graves conflictos sociales”.
También mencionó que el mundo está “en decadencia”, puesto que nunca antes “se había acumulado tanta riqueza en tan pocas manos”; lo que, a su juicio, se ha logrado “mediante el ‘influyentismo’ y a costa del sufrimiento de otras personas, privatizando lo que es de todos o lo que no debe tener dueño”.
El mandatario reprochó lo sucedido con los fármacos para inmunizar contra el covid-19. “Mientras las farmacéuticas privadas han vendido el 95 % de las vacunas, el mecanismo COVAX, creado por la ONU para países pobres, apenas ha distribuido el 6 %, un doloroso y rotundo fracaso”, comentó.
También recriminó el papel de la ONU en el combate a la pobreza. “Nunca en la historia de esta organización se ha hecho algo realmente sustancial en beneficio de los pobres”, dijo.
Por ello, planteó que “es necesario que el más relevante organismo de la comunidad internacional despierte de su letargo y salga de la rutina del formalismo, que se reforme y que denuncie, combata la corrupción en el mundo, que luche contra la desigualdad y el malestar social que cunden en el planeta”.